Mitos y realidades del Botox

El primero de los mitos, y la creencia más extendida, es que el Botox (o toxina botulínica) es un relleno. No hay nada más lejos de la realidad. Eso que vemos en la televisión que algunas famosas “lucen” de forma monstruosa y antinatural son rellenos. De hecho lo que “lucen” es el abuso desmedido de estas sustancias. Los rellenos son sustancias con las que debemos tener particular cuidado, ya que tienden a ser adictivos y esto desenlaza en la pérdida total de la estética y la naturalidad.

Otro de los mitos que circulan entre todos nosotros es que la toxina botulínica, una vez que te la ponen, ya estás obligada a seguir utilizándola. Tampoco es cierto, ya que una vez termina el efecto (dura de 6 a 8 meses) no existe el efecto rebote; de hecho, al tener ciertos músculos relajados o paralizados (según el caso), podrás observar una mejoría respecto al momento previo a la utilización de esta sustancia. Es decir, las arruguitas de la zona donde se aplicó se habrán minimizado, ya que has estado 6 meses sin arrugar la piel.

Otro mito es el propio nombre: Botox. Este es uno de los muchos nombres comerciales que se utilizan para referirse a la toxina botulínica. Es de los más conocidos (si no el que más) debido a que fue el primer nombre comercial.

La parálisis facial, otro mito con el que lidia esta sustancia y que no es, de ninguna forma, cierto.

En el campo de las realidades, y bajo estudios científicos que lo corroboran, se asegura que la toxina botulínica (o botox si lo prefieres ) elimina la conexión entre los nervios y las células madre del cáncer, lo que suprime su crecimiento. Esto es un reciente estudio Noruego.

Otra realidad, es que es un excelente tratamiento de la migraña, de la neurálgia y de la parálisis espástica.

Otra de las realidades de esta toxina, esta vez visto desde el prisma estético, es que tratando los músculos faciales borra las arrugas sin perder la expresión natural, manteniendo nuestra esencia intacta. Es, sin duda, la mejor opción para eliminar sin cirugía las líneas de expresión, las patas de gallo, la mirada cansada y las arrugas del entrecejo y la frente; Al inyectar esta sustancia, los músculos se relajan o paralizan, según la cantidad aplicada.

La realidad más dura, o la peor complicación de esta sustancia es, que si la sustancia migra, te puede obsequiar con un párpado caído. No será definitivo y debes saber que hay tratamiento para no sufrir durante los 6 meses que dura el efecto de la toxina.

También te puede interesar saber que el tratamiento dura, aproximadamente, 30 minutos y que la recuperación es inmediata. Efecto secundario, si el tratamiento es aplicado por un médico especialista, puede aparecer algún pequeño hematoma en el sitio de la punción. Suele durar 1 semana y se puede disimular bien con maquillaje; que por cierto, notarás mejor ya que no se cuartea y se ve más liso y uniforme.

Si quieres leer más sobre este tema, puedes visitar: Medicina Estética Campa / Toxina Botulínica

 

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